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Por qué apostar por el Data Center de respaldo en la nube

Escrito por Rogelio Toledo | 28-jun-2018 7:43:00

¿Qué es un CPD?, ¿alguna vez has perdido el control sobre la ubicación de los equipos informáticos que necesitabas para el procesamiento de la información de tu empresa?, ¿cuentas con un CPD físico alternativo?, ¿te está resultando demasiado costoso a nivel económico y logístico y buscas nuevas alternativas?

Si en algún momento te has planteado alguno de estos interrogantes, es el momento de actuar. Significa que estás anhelando una solución, y manifiesta el estancamiento de la empresa en sistemas tradicionales alejados de la realidad tecnológica que acecha a la actualidad.

¡Súmate al cambio!

¿Por qué los CPD’ s físicos ya no son la mejor opción?

Como consecuencia de la revolución digital, muchas empresas comienzan a barajar la posibilidad de pasar de un CPD físico a uno virtual. Se encuentran inmersos en un eterno dilema del que no saben cómo salir. Acuden a expertos en consultoría tecnológica para recibir la orientación y el asesoramiento en los aspectos de selección y uso de las TIC que necesitan.

En la actualidad, los CPD’ s físicos están siendo sustituidos por los virtuales por varias razones:

  • Suponen un elevado coste económico y logístico para las empresas.
  • No prestan la suficiente agilidad y rapidez para gestionar las incidencias.
  • No son escalables y flexibles.
  • La gestión integral de los cambios en la infraestructura son procesos lentos.

Estas son solo algunas de las debilidades que presentan los CPD’ s físicos de las organizaciones, lo que no descarta su relevancia en materia del almacenamiento, tratamiento y distribución de los datos.

Sin embargo, la tecnología y el trabajo de los expertos ha traído consigo la posibilidad de trasladar los Centros de Proceso de Datos o Data Center al mundo virtual. Mantener el control sobre la ubicación de nuestros equipos ya no es fundamental para el correcto procesamiento de la información, por lo que las empresas deberían comenzar a situar esta alternativa entre sus principales opciones.

¿Por qué? Os lo contamos a continuación.

CPD virtual: una alternativa real

Algunos equipos expertos en desarrollo tecnológico, así como en la prestación de servicios, han sido capaces de trasladar el tradicional CPD físico al mundo virtual. Apostar por esta iniciativa, supone la revolución de asumir que tienes:

“La capacidad de desplegar servidores bajo demanda por tiempo variable, con características concretas de CPU, memoria y ancho de banda, y dotado de los productos y aplicaciones previamente configuradas. Y tal vez lo más importante, que el cuándo y el cuánto no tiene que estar predefinido y ser dinámico en función de la carga de trabajo de cada momento. Y si no los necesitamos, los cerramos y no pagamos por ellos”.

Acostumbrados a relacionar los CPD’ s con grandes salas o edificios constituidos por equipos físicos de procesamiento de la información, resulta complicado imaginar su virtualización. Sin embargo, muchas empresas ya lo están haciendo.

¿Qué pasa si ya tengo implantado un CPD físico?

Dicen que nunca es tarde para cambiar, y esta afirmación cobra especial sentido cuando hablamos de migrar o coordinar un CPD físico y uno virtual. Somos conscientes del trabajo y esfuerzo que requiere el traslado del primero al segundo, pero también somos testigos de las consecuencias de no hacerlo.

Así que, si se trata de elegir, permitidnos decir que la recomendación más sensata es comenzar a plantearse la migración a la nube en fases, comenzando por áreas más pequeñas, con necesidades discontinuas, en las que experimentar las funcionalidades de la plataforma, e ir, poco a poco, trasladando el resto del equipo. O con el despliegue de nuevos servicios, como ecommerce, del que inicialmente no sabemos qué éxito tendrá y por ello qué capacidad será demandada.

El salto a la nube puede ser complejo, pues supone un cambio radical en el modelo y en la mentalidad del área de los sistemas. Sin embargo, a veces es necesario pasar por un momento de complejidad para saborear toda una vida de gloria. Y seguro que el director financiero os lo agradecerá.

En tres palabras: nunca es tarde.