Con la entrada en vigor de la Directiva NIS2 (Network and Information Security Directive 2), la Unión Europea ha elevado considerablemente el listón en materia de ciberseguridad. Esta nueva normativa, que reemplaza a la original Directiva NIS de 2016, impone exigencias más estrictas, responsabilidad directa a la alta dirección y mayores sanciones económicas a empresas de sectores críticos y esenciales.
Uno de los aspectos más destacados de NIS2 es su enfoque integral: no solo obliga a las empresas a proteger su propia infraestructura digital, sino también a garantizar que sus proveedores y socios cumplan con estándares similares. La era de externalizar riesgos de ciberseguridad ha terminado. A continuación, desglosamos sus implicaciones clave.
La Directiva NIS2 fue adoptada por el Parlamento Europeo en 2022 y los Estados miembros tuvieron que transponerla a su legislación nacional antes del 17 de octubre de 2024.
A diferencia de su predecesora, NIS2 amplía considerablemente su alcance. Afecta a empresas tanto del sector público como privado que operan en industrias consideradas esenciales (como energía, transporte, salud, agua, finanzas o telecomunicaciones), así como en sectores importantes (fabricación digital, alimentos, productos químicos, entre otros). Se estima que más de 160.000 empresas en Europa estarán sujetas a estas nuevas normativas.
La directiva establece un conjunto mínimo de medidas técnicas y organizativas que las empresas deben implementar, incluyendo:
Estas medidas ya no son recomendaciones: son obligaciones legales. Y el incumplimiento puede derivar en consecuencias económicas y reputacionales severas.
Uno de los mayores cambios de NIS2 es su énfasis en la seguridad de la cadena de suministro. Las empresas ya no pueden limitar su responsabilidad a sus propias instalaciones o redes internas. Ahora deben:
Esto implica que si un proveedor sufre un ciberataque y afecta a la empresa contratante, ambas pueden ser consideradas responsables. Esta disposición busca evitar incidentes como el ataque a SolarWinds, que impactó a miles de organizaciones a través de una cadena de suministro comprometida.
Uno de los puntos más contundentes de NIS2 es la responsabilidad directa de los directivos. La normativa establece que los órganos de administración (como consejos de dirección o ejecutivos de nivel C) deben:
Esto marca un cambio de paradigma: la ciberseguridad ya no es solo tarea del departamento IT, sino una prioridad estratégica de la dirección empresarial. La falta de implicación puede derivar en consecuencias legales individuales para los directivos.
NIS2 introduce un régimen sancionador alineado con el modelo del RGPD (Reglamento General de Protección de Datos), con multas que pueden alcanzar:
Estas sanciones no solo se aplican por brechas de datos, sino también por fallos en la prevención, supervisión o mitigación de riesgos. Incluso la falta de notificación oportuna de un incidente puede acarrear sanciones.
Las empresas cubiertas por NIS2 deberán notificar incidentes de seguridad con impacto significativo en un plazo muy breve:
El objetivo es asegurar una respuesta rápida, coordinada y transparente que limite el daño y permita a otras organizaciones protegerse a tiempo.
Con la fecha límite de aplicación acercándose, las organizaciones deben actuar con urgencia. Aquí algunos pasos recomendados:
La Directiva NIS2 no solo endurece las medidas de protección: cambia la filosofía de la ciberseguridad empresarial. Ahora, la seguridad digital es una obligación estratégica, transversal y compartida. Exige compromiso desde el proveedor más pequeño hasta el CEO de la multinacional.
Para cumplirla, no basta con instalar un firewall o actualizar el antivirus. Se necesita gobernanza, supervisión activa y colaboración en toda la cadena de valor. Ignorar estas obligaciones no solo expone a las empresas a ataques, sino también a sanciones millonarias y a la pérdida de confianza de clientes y socios.
El mensaje de NIS2 es claro: la ciberseguridad es responsabilidad de todos y empieza desde arriba.